Pasos para destruir un matrimonio…

Pasos para destruir un matrimonio…

Por: Dr. Raúl Tarela

En estos días en más de una oportunidad, me he puesto pensar, y también a recordar, los pasos que junto con la que es hoy mi esposa, dimos en nuestro tiempo de noviazgo. Realmente esa época tan hermosa, la utilizamos, al igual que otras muchas parejas, para ir dando forma al matrimonio que queríamos tener en nuestro futuro como esposos. Aunque me parezca mentira, ya hace más de cincuenta años que dimos inicio a ese maravilloso tiempo. Día tras días, semana tras semana, e incluso mes tras mes, hasta cumplir tres años y medio en esa relación, nuestras motivaciones eran alimentadas por ese incipiente amor juvenil. Nos esforzábamos para ir obteniendo incluso, las cosas materiales que a nuestro entender, habríamos de necesitar cuando llegara el momento de formalizar el tan ansiado estado matrimonial. Todo eso de una manera u otra, significó un claro esfuerzo, esencialmente en lo que a economía se refería. Gracias a Dios, en la etapa actual de nuestras vidas, miramos hacia atrás con mucha simpatía, y porque no decirlo, también con cierto aire de una melancólica alegría que nos hace sonreír. Ahora declaramos que eso valió realmente la pena.

Sin embargo, puedo notar y ver con gran preocupación, como quizás le suceda a muchos de ustedes queridos lectores, que a nuestro alrededor hay infinidad de matrimonios que se destruyen con una alarmante facilidad. Una facilidad que puede contrastar con los esfuerzos realizados para llegar a formar una familia. Es por eso, que quisiera brevemente a través de este escrito, resaltar algunos de los pasos que conducen a una gran cantidad de matrimonios, a su dolorosa destrucción.

Definitivamente un matrimonio no se destruye en un solo día, es decir que no se derrumba de la noche a la mañana así por que sí. Definitivamente y de una manera bastante habitual, hay una serie de pasos previos a la caída de esta unión entre un hombre y una mujer.

Un hogar para ser destruido, casi con certeza, habrá de dar una serie de pasos previos para llegar así a su triste final.

Como primera referencia, deseo hacer mención al “egoísmo”. Esta condición es una muestra clara y evidente, de lo que individualmente cada uno de los cónyuges, o a los dos a la vez, les interesa realmente. Los pensamientos de estas personas están centrados en sí mismas, por lo tanto también las decisiones que emanen de ellas, tendrán igualmente ese tipo de cometido. De alguna manera se está diciendo: “Mientras que yo esté bien, no me importa mucho lo que a ti te pueda suceder”.

En segundo término nos enfrentamos, dentro de esta temática que hoy me ocupa y me preocupa, con un segundo paso destructivo, al que conocemos con el nombre de “intolerancia”. Esta condición que es bastante más frecuente de lo esperado, procura hacerle notar al otro cónyuge, todos los errores que tiene, incluso en algunos casos, errores realmente inexistentes. En este tipo de situación, indefectiblemente conduce a enfrentamientos, que habitualmente concluyen, con el cansancio definitivo del acusado, quien decide bajar los brazos y no luchar más, minando así los deseos de seguir adelante con la vida de pareja.

El “conformismo” es un fuerte precedente, en diferentes familias, entre los integrantes principalmente responsables directos de la buena marcha de las mismas. Esto se hace más significativamente notorio, cuando uno de los dos responsables del matrimonio, no siente deseos de progresar. Su vida se desarrolló dentro de un plano muy chato, donde muy a menudo declara lisa y llanamente lo siguiente: “ya no necesitamos nada más, pues con lo que tenemos es suficiente”. Siendo esta una condición que quizás desanima abiertamente, al otro cónyuge, el que entiende que les queda por delante, muchas otras cosas importantes para obtener y conquistar. De ahí al resentimiento, hay un trecho muy breve.

Igualmente un paso determinante para arribar a la destrucción matrimonial, es sin ninguna duda, “las relaciones sexuales escasas o directamente nulas”. Esta forma de relación entre las parejas, es casi siempre, entre otros motivos, la ausencia de una buena comunicación entre los esposos. Si no hay buena comunicación previa, difícilmente se arribe a relaciones íntimas, verdaderamente deseables y apetecibles. Cuando esto comienza a suceder, sin que se le preste la atención debida, se está frente a un casi seguro derrumbe del matrimonio.

Siempre he escuchado decir, algo que definitivamente creo, que un paso conduce a otro paso en cualquier tipo de camino, y se tengo presente lo mencionado en el punto precedente, no me extraña por lo tanto, que la siguiente condición negativa en la pareja, será, el “engaño”, en la figura de lo que todos conocemos con el nombre de “adulterio”. No es raro que entonces se escuche mencionar, la siguiente frase o alguna por el mismo estilo: “Es que ella (o él) nunca me entendió”. O en su reemplazo: “Por fin he encontrado al verdadero amor, y a alguien que si me entiende”.

Como corolario de lo que he mencionado hasta aquí, hay un paso final, al que se ha llegado como consecuencia directa de los pasos anteriores. Esta última situación la conocemos con el nombre de “separación y divorcio”. Que lejos han quedado entonces, todos aquellos planes y esfuerzos realizados en el tiempo del noviazgo. Que triste es reconocer y aceptar, que a pesar de todo, es mucho más fácil llegar al matrimonio, que permanecer en el mismo en forma definitiva.

Estimados amigos, si alguno de ustedes está en etapa previa conocida como noviazgo, disfrute y goce en la misma para poder así consolidar algún día una hermosa familia. Pero si ya han logrado construir el tan deseado hogar, permanezcan atentos y dispuestos a luchar por el mantenimiento del mismo, poniendo en “cada paso” lo mejor de ustedes mismos. Jamás se arrepentirán si verdaderamente lograron vivir con la felicidad tan deseada.

Además no puede dejar de recordarles, que aquel creó la unión de un hombre y de una mujer, a lo que llamó matrimonio, estará siempre dispuesto a darles el apoyo y el sustento que necesite… como ya se habrán dado cuenta, me estoy refiriendo a Dios.

Tengan una vida grandemente bendecida…

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